La repetición de características parentales en la elección de pareja: al modo del Cangrejo Samurai

Por Pablo Eugenio Grosz Schwarz

Los pacientes en psicoanálisis, los analizantes, suelen percatarse que en las relaciones de pareja se replican circunstancias  de sus propios padres, de otras personas significativas, o de la propia vida. Señalan cuán frecuentemente escuchan esto también de otras parejas. En general confirmamos con ellos  las evidencias: además de reeditar aspectos que contribuyen beneficamente al goce de la vida en pareja y familiar,  repiten de lo ingrato, lo fracasado, lo fallido que anhelaban dejar atrás en sus vidas. Insisten en su vida de pareja  asuntos que recrean el padecimiento.

¿Cómo entender que tan a menudo se repita justamente lo que se quería evitar?

Mi propuesta es que en la replicación que se da en la relación de pareja puede comprenderse, en  al menos dos componentes, de las cuales desarrollo acá la segunda: 

1. La elección de pareja inconsciente  por El ¨azar de dados cargados¨, y

2.  la elección inconsciente, por selección y descarte de rasgos  al modo del Cangrejo Samurai 

 Aclaro que comprender no es por sí mismo un camino suficiente ni necesario para la cura.   Mi intención es ofrecer una herramienta descriptiva para mis hipótesis. La cura psicoanalítica no se guía por la comprensión racional del síntoma. De modo muy resumido, la cura se conduce por el ejercicio de hablar en sesión y escuchar el propio mensaje devuelto por el psicoanalista, así mismo relatar  los sueños, los síntomas expresados en palabras, las equivocaciones o lapsus linguae, etc., también con  ellos retornándole su propio mensaje-

EL Azar de dados cargados

La ¨elección¨ de pareja,  por el azar de letras desconocidas, es un azar de dados cargados que puede estar en los nombres, y otras marcas del Otro, como podrían ser el nombre de su profesión, sobrenombres, etc.. Hace que la suerte de la cara del dado marcada por el destino de la repetición, salga tal con mayor frecuencia que la probabilidad matemática. Es  una elección inconsciente enigmática, sucedería sin que nada hubiera en el momento de la elección que informara por los sentidos de quien encuentra a su pareja ¨perfecta¨ … pero ¿Perfecta para qué?; la ironía es que es perfecta para repetir a pesar de querer evitarlo, una elección ferpecta (Sic).   A este azar me he referido en otro contexto en las Jornadas Trasandinas (2018, Grosz)  INTERVENCIÓN DE Lo INCONSCIENTE: AZAROSA, FORTUITA: LO TÍQUICO

En este texto sólo me referiré al segundo componente que he llamado:

El  Cangrejo Samurai: 

Se ha encontrado en Japón un cangrejo  que lleva ¨inscrita¨ en su caparazón la figura nítida de un samurai. Cualquier pescador que la encuentra la devuelve al mar, so pena de  violar el tabú de matar … al samurai . La creencia es que se trata de  guerreros samurai Heike, que en la batalla de Dan No Hura,  han preferido tirarse al mar y morir ahogados antes que caer prisioneros en batalla y han reencarnado en cangrejo.  Este evitar matar al Samurai reencarnado,  es clave  para valerse del Cangrejo Samurai  y de otra figura que llamo ¨Anti Samurai¨ con el propósito de describir la reedición en la vida de pareja y familiar y considerar el camino para su cura.

La metáfora que esto ofrece para la ¨elección¨ de pareja, se capta si uno se pregunta, (si es que no se cree en tal reencarnación) ¿Cómo es que existe un cangrejo con una cara idéntica a un Samurai? Solamente es de tomar en cuenta,  se necesitará de un par de adaptaciones al cómo se creó este cangrejo para describir lo que sucede en la ¨elección de pareja¨-

Los investigadores del enigma del Cangrejo Samurai llegaron a la conclusión de que  es el producto de la selección, no natural, sino artificial y humana. Al principio de los tiempos los pescadores encontraron un cangrejo con un parecido relativamente leve a un Samurai, suficiente como para devolverlo al mar, por no infringir el tabú  de matarlo. El  Samurai es un ideal simbólico e imaginariamente necesario para la sobrevivencia física y cultural del pescador, su clan y nación. Con este procedimiento selectivo en marcha, aparecerá por una parte el azar genético  en la reproducción de los cangrejos, una diferencia que haga a nuevos ejemplares más parecido aún a un samurai, por otra parte una selelcción: los pescadores rescatarán al cangrejo más semejante a un samurai, y desecharan  al menos idéntico. En unas generaciones humanas se habrá seleccionado el actual Cangrejo Samurai.

Adaptando la metáfora al ámbito de la pareja humana

Lo que la persona supone una mala elección de pareja, operaría con elementos semejantes al proceso selectivo del Cangrejo Samurai, aunque con dos modificaciones clave que permiten describir lo que planteo acontece en la selección inconsciente de características de la pareja. A medida que se desarrolla la relación, se seleccionan inconscientemente ciertos rasgos que refuerzan un patrón, mientras se descartan otros.  Esto sucedería así, aunque en un principio se  eligiera a la pareja por sus virtudes y aspectos amorosos, y de la dinámica amorosa mutua.

  1. La metáfora  modificada se obtiene de considerar que se trata de una posterior elección inconsciente de características potenciales en la compañera o el compañero, una depuración.  Se trata de que  una vez que es pareja, las características potenciales, virtuales negativas se van haciendo reales. No se trata de la elección de una persona entre varias como es el caso de la selección del Cangrejo Samurai entre otros cangrejos, sino de una característica, alentada y fomentada dentro de un abanico de características del partenaire, entre las cuales se desestiman otras. Esto podría funcionar bien si estas características elegidas fueran benéficas, es aquí donde para explicar la metáfora entra en juego la segunda modificación: 
  2. La segunda modificación al caso del Cangrejo Samurai  es que lo que se va eligiendo (inconscientemente) son características negativas. La pareja se va entre convirtiendo y entre percibiendo,   no según un ideal noble como el del samurai, sino la antítesis,  a este lo consideramos en esta jerga, un ¨Anti Samurai¨.  El ícono que se va creando, es formado por defectos, faltas, fallas; en el peor de los casos, por lo peor del padre, la madre u Otro significativo.  

Así se crea imaginariamente un patrón, que en el contexto de este texto es un Anti Samurai construido  de fallas más que virtudes, sobre todo si se lo tiende a percibir como lo uno o lo otro según la circunstancias. En caso más benigno el patrón al que se ha ido transformando la pareja, o la percepción selectiva que de ella se tiene, conformaría un objeto con matices, virtuosos y falentes.

La persona supone haber querido evitar tal elección de pareja por la que padece, y padecen ambos. El proceso consistiría en la elección, descarte y omisión de características, reales,  potenciales o imaginarias en el abanico de comportamientos y actitudes que despliega su pareja. Habría identificado a su pareja con las fallas y falencias,  a la vez que olvidando el origen de tales identificaciones en los padres u Otros significativos.

En la relación de pareja en deterioro,  inconscientemente  se actuaría reforzando la semejanza, descartando aquello en que difiere para bien, del ícono parental. Un modo posible podría expresare como: ¨ tu siempre haces esto mismo¨, con el mecanismo psíquico de ¨generalización¨, quizás fue la primera, o sólo a veces, o ni siquiera lo ha hecho sino que se lo supone. En otros casos el desplazamiento de una falta de un progenitor, hacía la persona de la pareja, con lo que aprovecha de cargarle, lo que se limpia de la imagen del padre o la madre. Esto puede suceder haciendo sentir a su pareja en ¨identificación proyectiva¨ tal aspecto rechazado,  de modo que sienta que es efectivamente así, en una dinámica de uno al otro, que le dificulta evitarlo y no cumplir la expectativa negativa. Otro camino: negando sus virtudes. Además pueden ser todos los mecanismos combinados entre si. Dejo el resto de las múltiples posibilidades para la imaginación del lector, tal vez en su propio caso.

             Ideal del yo, constituido de la falta en el Otro.

Por estos mecanismos  se alienta una dinámica mutua, en que se iría transformando en,  y percibiendo al, partenaire como un prototipo que se le torna más o menos insoportable un ¨Ideal del yo¨ constituído de faltas.   Como este proceso es inconsciente, puede llevar a uno a  creer que lo que hizo fue elegir mal a su pareja el primer día y no sospechar del papel activo y pasivo en esta selección de faltas, a pesar del padecimiento que esto ha traído, y  eventualmente retornaría en una próxima pareja. ¿Cuánto la dinámica fue así al principio, y cuánto se fue transformando?, la respuesta es distinta en cada caso, pero el desenlace es semejante en muchos analizantes. Así como este ¨ideal del yo¨, formado por las faltas del Otro, podemos concebir de modo análogo identificaciones que van promoviendo un  ¨yo ideal¨ en la propia persona, paradójicamente, nada ¨ideal¨

¿Por qué tal elección de características negativas,  entre tantas otras,  algunas benignas? 

Una posible respuesta subyace a la pregunta: ¿Hasta dónde permitimos que nuestra imagen de nuestra pareja supere en virtud a nuestros padres? . Por más severamente  criticados que los tengamos, son en el inconsciente ideales desde la infancia, nuestros héroes a quienes nos confiamos al principio de la vida, cuando eran icónicos, la matriz de nuestro lenguaje pensamiento y sentir.  Más allá de las críticas conscientes, siguen siendo simultáneamente defendidos, justificados y comparados con toda pareja real o eventual, sentidos como nuestros fundamentos, el piso sobre el que caminamos. EL objetivo sería poder llegar a decir ¨mi padre, (o mi madre), al fin y al cabo, no era tan malo/a en comparación, o ¨todos los hombres son iguales, (y peores a papá)¨, y viceversa con todas las mujeres.; etc. Pues con cada cual le pasa igual.

Derribar al samurái

Superar este patrón requiere el coraje de derribar simbólicamente al «samurái» idealizado, permitiendo una repetición con diferencias significativas.   Una pareja percibida superando en virtud al padre o la madre, es una elección que mata al Samurai venerado y deificado, ese padre o madre primero idealizado. No se trataba, al menos no necesariamente,  de que la pareja haya sido «mala» desde el principio; lo inconsciente, del que cada sujeto es responsable,  actúa para moldearla.

Vivimos bajo el mandato de honrar a los padres, puede honrárselos sin sacrificar nuestra vida de pareja. La experiencia clínica psicoanalítica muestra que esto sucede incluso en quienes en cierto plano creen tener a su padres criticados y destronados imaginariamente.   Matar simbólicamente al Padre o La Madre, es necesario para el cese de la reedición para dejar de homenajear sus fallas, para que sea una repetición con diferencias. El tabú de no criticar al padre-madre, implica poner una barrera a la pareja y la vida afectiva en general, la cura de tal neurosis, se conduce por un acto simbólico,  que implica barrar al Padre-Madre primitivo, derribar al ¨Samurai¨ imaginado sin falta.

Resumen

La selección del Cangrejo Samurai, transformada en la metáfora de la selección del Anti Samurai,  expresa que en sucesivas identificaciones se pudo ir actuando de modo de promover sucesivamente en la pareja  faltas características del propio padre,  madre u otro significativo, o reeditar episodios o circunstancias,  en las que algo fallaba, a la vez que  inhibir las características benignas con las que difiere la pareja con esos patrones negativos. El otro actuaría progresivamente, de acuerdo al antimodelo de su pareja a pesar de su padecimiento, sacrificándose para servir de sujeto de la crítica del uno. Esto sería el caso de un progresivo deterioro de la vida amorosa, hasta que en posición de coraje, uno o el otro, o ambos  derriben simbólicamente al venerado ídolo en cada cual.

Santiago  de Chile, enero de 2025,

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