La Libertad sujeta

Damián Lopatin

El psicoanálisis es, ante todo,  una práctica sostenida en un método: El método psicoanalítico. La regla fundamental de este método es el diga todo lo que se le ocurra sin preocuparse por su coherencia ni juzgarlo. De esto se desprende el sujeto con el que trabajamos en psicoanálisis. Aparece un decir que rebasa, que sorprende a quien lo profiere. Por un momento, se desinstala la ilusión del ser alguien que tiene ideas en la cabeza y que mediante las palabras las expresa para poder ser comprendido. Son las palabras y sus letras las que combinadas van a tener como efecto un sujeto más allá, un sujeto efecto de un decir.

Hace poco me llegó un video del pianista Brad Mehldau interpretando a su modo una canción de Los Beatles. Los que no lo conocían se sorprendieron por su goce al tocar, como si algo pudiese ser interpretado más allá de su voluntad.  Y los que lo conocíamos también. Una vez más. Sin la necesidad de un despliegue circense, Mehldau nos lleva al abismo de lo sublime con una particularidad sonora rápidamente reconocible. De Mehldau, uno de los mejores pianistas de jazz de su generación, se dice que tiene una independencia de manos única. También se dice que eso es gran media gracias a su rigurosa formación como pianista clásico. La practica metódica y la necesidad de pasar por la incomodidad de cierta repetición, es clave para la soltura al momento de tocar plantean muchos músicos profesionales. Una sujeción que aporta libertad.

            Guardando la distancia, el análisis requiere por parte del analista una sujeción insistente a su regla fundamental. Esta es la que permite que podamos trabajar con los sueños, los síntomas, los fallidos, etc. No es sencillo. La pendiente del sentido común, de que se está frente a un alguien que expresa ideas que debemos comprender, es potente e ineliminable.

Me quedo pensando en el valor que tiene hoy en día lo metódico, la disciplina , lo incómodo ¿Es recomendable para alguien pasar por una practica rigurosa de algo? Sin duda no es un para todos (nada lo es) y se puede alcanzar un más allá sin la necesidad de aquello. Sin embargo me sorprendo una vez más de la libertad sujeta, esta vez con esta cara.

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